Me parece mentira, estar navegando de una isla a otra, por este archipiélago de las Princes´Island.
Un día soleado, la brisa del mar, el olor a pescado, el olor de los caballos que galopan por la isla. No hay coches. Enfrente nuestra la enorme y bulliciosa ciudad de Estambul, pero en esta orilla la tranquilidad absoluta. Paseo en bicicleta, té y café. Mañana ya estaremos echándolo de menos.
Regresamos de noche. Hemos apurado el día, y el puente del Bósforo, con sus luces de colores nos deja una última imagen brillante en la retina.
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